El Parlamento tiene a estudio hace años un proyecto de ley cuyo objetivo es asegurar la diversidad de talles en las tiendas de ropa, de forma de garantizar el derecho a la vestimenta y evitar situaciones de discriminación.
La denominada “ley de talles” establece que las prendas de vestir deban ofrecerse en todos los talles que correspondan a las características antropométricas de la población masculina y femenina uruguaya de cualquier edad.
Para eso, el texto encomienda la realización de un estudio antropométrico de la población a partir del cual se elaborará una tabla de talles que deberá ser contemplada en las tiendas. También prevé la eliminación de la expresión “talle único”, que deberá ajustarse al talle que corresponda según sus medidas en la tabla confeccionada.
Según el proyecto, el contralor del cumplimiento estará a cargo de la Unidad de Defensa del Consumidor y las multas y sanciones por incumplimiento serán incluidas en la reglamentación de la ley. Además, establece que las tiendas que cumplan con lo dispuesto «podrán gozar de exoneraciones tributarias», que serían dispuestas por las autoridades
La propuesta tiene un propósito de justicia si se mira la generalidad, pero ni bien se entra a analizar la idea se vuelve impracticable. Imaginemos una tienda cualquiera de las que solemos visitar e imaginemos también a una persona que después de escudriñar entre cientos de modelos, colores y diseños termina gustándole una determinada prenda. El comerciante deberá haber reservada la totalidad de los talles exactamente iguales a la prenda elegida si no quiere ser denunciado y pagar la multa.
Un razonamiento elemental permite concluir que en una tienda cualquiera hay cientos de prendas de los más diferentes tipos lo que multiplicado por 6 elevará a miles la cantidad que tendrá que ser stockeada por las dudas que el comprador elija exactamente esa y aún así, si la llegara a vender, volverá a quedar en falta.
Semejante disparate solo puede caber en la cabeza de personas que hacen de la palabra “discriminación” el eje de sus vidas, tanto como la de los legisladores que en su afán de quedar bien apoyan todo lo que les llega sin siquiera ponerse en la piel de los demás.
El proyecto fue votado por unanimidad en la Comisión Especial de Equidad y Género de la Cámara de Diputados y estaba pronto para ser votado en el plenario de la cámara baja. Sin embargo, la semana pasada la mayoría oficialista resolvió que el texto volviera a comisión. El objetivo es recibir a delegaciones de la Cámara Nacional de Comercio y de la Cámara de Industrias, que han planteado reparos al proyecto de ley precisamente por considerarlo impracticable.